En el sector de las empresas de CMS existen algunas que se dedican a crear y gestionar gestores de contenidos web (CMS), pero un no sabe muy bien por qué se dedican a esto, ya que no creen en el contenido.
Y dentro de estas empresas que comercializan software para manejar contenido, pero que reniegan del mismo, existen dos niveles. En el nivel más primario, no crean contenido, porque -paradójicamente- no creen en el poder y las bondades del buen contenido. Crearlo parece suponer demasiado esfuerzo o no renta. Van de expertos, pero demostrarlo ya tal, como dijo un expresidente del Gobierno español cuando no sabía muy bien qué responder.
Y en un segundo nivel más tóxico y disparatado aún, están las empresas de CMS que no solo no comunican -aunque últimamente algunas se han puesto las pilas- sino que rizan el rizo y, si uno coge la suficiente confianza, te confiesan que el negocio editorial es una ruina y lo periodistas, unos vagos redomados.
Esto parece una película de terror. El problema es que es cierto como la vida misma. Por eso te aconsejo que a la hora de elegir CMS, pongas a prueba no solo sus conocimientos del sector editorial, sino también su pasión por el tema.
Más fácil aún es que contactes conmigo para cambiar de CMS. Jamás te contaré cuáles son esas empresas tóxicas, pero puedes estar seguro de que haré todo lo que pueda para que no acabes en una de ellas.
Estas empresas son un auténticos agujeros negro. Una vez que te han atraído y has pasado el horizonte de sucesos -has firmado el contrato- comenzará el proceso de espaguetización para, posteriormente, desintegrarte en su núcleo: toda una maraña de demasiados clientes, pocos recursos, verdades a medias, procesos y un enorme backlog.
En estas circunstancias, el tiempo también se estira y retuerce, tal y como sucede en un agujero negro, hasta que un ticket que debería resolverse en dos semanas, acaba tomando 6 meses o más. ¿Te suena la historia?
Conocí a alguien en mi evento AInnovación que ha entrado o va a entrar -no lo dejo claro a propósito- alegremente en un agujero negro como si se tratase del protagonista de Interestellar, una de mis películas favoritas. Por cierto, recientemente descubrí que tenía una segunda lectura que viene muy al caso: el protagonista está muerto desde el principio como en el Sexto Sentido.
* Artículo de opinión del director de CMS MAG, Jorge Mediavilla
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